Se trata del lugar del mundo donde más obra del artista canario se puede ver de manera permanente. Un espacio único que se ha convertido en una de las salas más famosas y aclamadas de la Fundación.
Este espacio fue inaugurado el 16 de noviembre de 2001, gracias a Elvireta Escobio y Eva y Coro Millares, que dejaron en depósito en la Fundación un total de 20 arpilleras y dos objetos escultóricos por la gran amistad que les une con Antonio. Pero, además, la sala se completa con varias vitrinas en las que se puede ver la correspondencia que se intercambiaban Antonio Pérez y Manolo Millares.