El Museo Casa Zavala acoge hasta el próximo 12 de octubre, la exposición “Amelia Moreno. El temperamento y la calma”, una retrospectiva de la artista plástica, interdisciplinar e internacional Amelia Moreno (Quintanar de la Orden 1947-2011), organizada por la Fundación Antonio Pérez en colaboración con el Espacio-Arte El Dorado (Fundación Amelia Moreno) y comisariada por Jorge Jiménez.
Al acto de inauguración celebrado ayer, 18 de julio, asistieron David Cohn, presidente de la Fundación Amelia Moreno; Miguel Cereceda, crítico de arte, y vicepresidente de la Fundación Amelia Moreno; Jesús Carrascosa, director de la Fundación Antonio Pérez; Jorge Jiménez, doctor en Historia del Arte y comisario de la exposición, Manuela Sevilla, comisaría de arte contemporáneo; Carlos Jiménez, crítico de arte; Javier Rubio Nomblot, crítico de arte en el periódico ABC; y Fátima Moreno, hermana de Amelia Moreno.
La muestra está compuesta por más de un centenar de obras distribuidas en seis etapas que marcaron la evolución de Amelia Moreno, “que se mueve siempre, explica Jorge Jiménez, entre dos polos, entre la tempestad y la calma”, y en cada una de estas etapas “trabajaba, casi siempre, por series, algo muy característico en pintoras de su edad”.
Amelia comenzó su trayectoria pictórica profesional en 1974 con un arte muy militante, feminista, contestario y conceptual. En los 80 se trasladó a Nueva York y esto cambió su vida y su pintura acercándola al expresionismo abstracto y al neoxpresionismo americano. A partir de los años 90, comienza una etapa de profunda experimentación que culminará con su vuelta a España, a su pueblo natal, donde comenzará una etapa de abstracción onírica y de madurez creativa hasta su muerte en 2011.
Sus obras han podido verse en galerías y museos de Nueva York, Londres, Madrid, Barcelona, Salamanca, Toledo o Ciudad Real, y ahora también en Cuenca, donde vuelve después de 50 años. En 1975 expuso en la sala Toba “Arte Contradicción”, una muestra itinerante que criticaba el panorama artístico de aquel momento. “Volver a Cuenca, la ciudad del arte abstracto”, era para Jorge Jiménez, “una responsabilidad y algo pendiente para una artista castellano-manchega que ha hecho arte abstracto y tiene trayectoria internacional”.
Además de su obra en acrílico y en papel, sus trabajos audiovisuales y esculturas que también están expuestas en Casa Zavala, su otra gran obra fue la creación, en 2003 en Quintanar de la Orden (Toledo), del Espacio de Arte El Dorado en una antigua destilería familiar.
Amelia Moreno, comenta Jiménez, se dio cuenta al volver a su pueblo “que no había arte en el mundo rural” y es así como empieza a montar encuentros de arte contemporáneo en este espacio y construye lo que es hoy la Fundación Amelia Moreno, donde se conservan sus obras y donde todos los años se hacen exposiciones temporales y encuentros de artistas, porque como ella dijo “quiero que la fábrica devuelva a la población todo lo que el pueblo le ha dado”. Este año se celebrará la 20 edición de estos encuentros el próximo 13 de septiembre,
Del temperamento a la calma
Las diferentes salas del Museo Casa Zavala nos ofrecen un recorrido perfecto para conocer la extensa obra de esta peculiar artista autodidacta, que puede considerarse como una de las grandes pintoras de Castilla-La Mancha.
De su primera etapa, la exposición nos enseña, en vitrinas, carteles y folletos de sus primeras exposiciones y en sus cuadros apreciamos la influencia de la ola feminista de la época. También son característicos sus cuadros de colores que están hechos siguiendo “la técnica del tintado”. Con estos cuadros y con la ayuda del artista Enrique Maté pudo exponer por primera vez en la galería Westbroadway de Nueva York.
En su segunda etapa, Amelia Moreno se acerca a los campos de color del pintor Mark Rothko y al expresionismo abstracto, que empieza con mucha luminosidad y termina de forma más lúgubre, influenciada por la Escuela de Nueva York y también por la Escuela Española (Zurbarán).
A partir de los 90, empieza una etapa de profunda experimentación, piezas como “Filamentos”, 12 dibujos hechos en carboncillo de su propio pubis, muestran a una artista preocupada por el papel que la mujer ocupa en la obra. De esta etapa también destaca una serie marcada por una raya de luz que abre los lienzos en canal y, según decía la artista “lo ordenan todo”.
Su retorno a La Mancha marca otra de su etapas, la más larga y sentimental. Comienza la serie “Desde El Dorado”, donde la artista pinta lo que ve desde la casa torre en la antigua fábrica familiar. Y lo que ve son las llanuras manchegas, el campo, la luz. “No pinta un paisaje real pero sí lo que le hace sentir ese paisaje”.
Todo esto la lleva a otra etapa de madurez creativa, que para Jorge Jiménez es “la mejor de Amelia, la más productiva, donde más tiempo se mantiene pintando la misma serie”, ejemplos son “Iridia” y “Hendido”. Por último y cómo epílogo, la etapa final desde el 2010 al 2011, en la que vuelve a recuperar la gestualidad, el temperamento y a buscar el infinito.
«Amelia Moreno. El Temperamento y la Calma»
Museo Casa Zavala
Del 18 de julio al 12 de octubre
Horario: Martes a sábado de 11 a 14 h y de 17 a 20 h. Domingos: 11 a 14 h. Lunes: cerrado
Pl. San Nicolás, 1, 16001 Cuenca