Nuestra Fundación en Cuenca acogió, ayer por la tarde, el acto de presentación del número 3 de la colección Domógrafas, editada por La Caja Grafa. Una colección que combina obra gráfica y pensamiento contemporáneo.
El número 3 de esta colección está compuesto de una propuesta visual y expositiva denominada Bibliotecas, de Elisa Terroba, que viene acompañada por el texto “Los mohos heterónimos” de Jorge Carrión.
En el acto, celebrado en la Sala Canogar, participaron el director de la FAP, Jesús Carrascosa, Elisa Terroba, artista, José Ángel Cañas y Carlos Julián Martínez, del equipo de dirección de La Caja Grafa, Ana Angélica Moreno, responsable del diseño gráfico de la colección, y Perico Simón, responsable de la estampación.
Un proyecto, explicó Carlos Julián, que nació con la idea de llevar el arte a las casas o a otros espacios cotidianos a través de esta caja. En esta ocasión, la configuración de la caja es diferente a la edición y a la propuesta expositiva porque el proyecto, añadió José Ángel se ha adaptado al trabajo de Elisa y durante el desarrollo del mismo han ido apareciendo nuevos elementos.
Bibliotecas y Mohos
Elisa Terroba, artista multidisciplinar andaluza, ha creado para este número la edición estampada en papel, y varias piezas efímeras que tan solo se podrán contemplar en la Fundación hasta el 4 de enero. Todo ello con una misma línea argumental: la decadencia y los peligros que acechan a los soportes actuales de la memoria colectiva.
En Bibliotecas, Elisa nos presenta una carpeta de grabado con dos imágenes de dos bibliotecas semidestruidas y nos hace un planteamiento, qué ha pasado para llegar a esta situación y de lo que puede ocurrir en el futuro a través de los textos de “los mohos heterónimos” de Jorge Carrión.
Por otra parte, el proyecto, comenta Elisa, le ha permitido poner en diálogo su investigación, así como el trabajo escultórico y con libros que realiza con la materia viva, y mostrar lo que ocurre realmente con el deterioro del soporte. De aquí surge “Mohos”, tres libros colonizados por hongos que nos enseñan el proceso del paso del tiempo. “El hongo se nutre de los libros y cuando se conviertan en setas nos alimentaremos de ellas”. Además, señala Elisa, los libros utilizados son diccionarios y una guía de viajes, manuales que se han quedado obsoletos porque casi nadie los utiliza ya para informarse.
Los volúmenes revelan su naturaleza orgánica y efímera. Las setas que emergen entre sus páginas evidencian la continuidad del ciclo vital: lo que fue alimento intelectual se convierte en sustrato biológico. En el contexto de La Caja Grafa nº 3, estas obras funcionan como sistemas vivos donde lo cultural y lo natural se funden sin distinción operativa. El libro no se conserva ni se destruye, sino que se transforma, integrándose en una dinámica continua donde conocimiento, materia y vida comparten un mismo marco de existencia temporal y ecológica.

















