El Temperamento y la Calma. Amelia Moreno

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El Museo Casa Zavala presenta, el viernes 18 de julio, la exposición Amelia Moreno, El Temperamento y la Calma, muestra organizada por la Fundación Antonio Pérez en colaboración en el Espacio-Arte El Dorado, Fundación Amelia Moreno, y comisariada por Jorge Fco. Jiménez.

En palabras del comisario de la muestra Jorge Fco. Jiménez;

«Mantengo con mi obra una relación intensa y violenta», escribió Amelia Moreno (1947–2011) dejándonos para la posteridad todo un manifiesto de lo que iba a ser su trayectoria artística a lo largo de casi cuarenta años. Durante todo este tiempo, vivió una lucha íntima entre el gesto pasional y el orden meticuloso. Su obra nace de esa contradicción fecunda, convertida en lenguaje plástico, y se sitúa en un punto de tensión productiva entre ambos polos que se materializó a través de amplias series que juegan con la repetición de diferentes elementos.

Presentamos aquí una visión general de su obra a través de seis etapas que no han de entenderse como una evolución lineal, sino como una sucesión de investigaciones sobre el hecho creativo en sí mismo que la artista afrontaba desde un foco diferente en cada caso.

Nacida en Quintanar de la Orden, en el corazón de La Mancha, Amelia Moreno comenzó su trayectoria de manera autodidacta y al margen de los circuitos oficiales. En los años setenta se traslada a Madrid, donde inicia su carrera y se vincula a movimientos de izquierda como el colectivo La Familia Lavapiés. En 1980 realiza su primer viaje a Nueva York, con el que su carrera vive un giro decisivo. Moreno comienza a vivir largas temporadas en Manhattan, donde canaliza las influencias del expresionismo en obras marcadas por el gesto, la mancha y el goteo.

Poco a poco, comienza a aparecer en los 90 la necesidad de control, de convertir el acto emocional en estructura, con una línea blanca o negra que organiza el caos de la materia de sus cuadros. Este descubrimiento se acompaña de otros que dan forma a algunos de los elementos más representativos de Moreno, como es el trazo serpenteante y el juego con un espacio ilusorio.

En 1999 cierra definitivamente su piso en Nueva York, hecho que marca un cambio importante en su vida y su pintura. La muerte de sus padres años antes, y el diagnóstico de un cáncer se unen al redescubrimiento de La Mancha a la que retorna durante los veranos. Su obra se torna más introspectiva y lírica, eminentemente sentimental en series como Ribera o Desde El Dorado, para iniciar a partir de 2005 el camino de una extrema depuración que la van a llevar a Iridia, Almagre y, finalmente, Territorio marcado, su última serie.

En estas composiciones, Moreno alcanza una abstracción meditativa en la que se fusionan emoción y orden, naturaleza y geometría, memoria y espacio. Ya no parece haber lucha entre extremos, se ha alcanzado un delicado equilibrio entre ellos. Se cierra así un ciclo vital y artístico dominado por la búsqueda de un lenguaje propio, fundamentado en la tensión entre temperamento y calma, entre el grito y el susurro, entre lo que desborda y lo que ordena.

Para Saber más_ 

A lo largo de una trayectoria de casi cuatro décadas, Amelia Moreno desarrolló una obra artística rigurosa y fascinante.

Durante su carrera hizo más de 20 exposiciones individuales en galerías de NY, Londres, Madrid, Barcelona o Salamanca. Su última exposición tuvo lugar en la Galería Edurne en su sede de El Escorial en el año 2011, pocos meses antes de fallecer a los 64 años.

En el año 2003, fundó el Espacio-Arte El Dorado en Quintanar de la Orden, donde hoy se ubica la Fundación Amelia Moreno, que se ocupa de conservar su legado, además de promover el arte contemporáneo a través de los “Encuentros de Artistas” celebrados anualmente desde el año 2004.

 

La exposición, El Temperamento y la Calma, de Amalia Moreno, se podrá visitar desde el 18 de julio hasta el 12 de octubre de 2025, en el Museo CAsa Zavala de Cuenca.

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